Los niños de hoy ya toman un pequeño suplemento de flúor. Les viene de manera natural en el agua que todos bebemos. Desde hace un tiempo, al agua de consumo público se le incorpora esta sustancia. Esta decisión se adoptó al observarse que las poblaciones con un porcentaje de agua fluorada mayor sufrían menos caries.
Se tomó la decisión de llevarlo a escala global y toda aquella persona que tome agua y cocine con ella está consumiendo cada día un poquito de este componente. Una vez más, el motivo es prevenir la caries, infantes incluidos.
No obstante, aunque se haya comprobado que se trata de una medida útil, los mejores resultados se dan cuando el componente entra en contacto directo con los dientes. Por este motivo es tan importante que los dientes de los niños se limpien con pastas dentífricas fluoradas.
¿No deberían entonces eliminarse del agua? En realidad no, porque el agua potable ya está ajustada a un nivel seguro. De esta manera se evita la fluorosis de los niños pero que les ayude a prevenir la caries (y a los adultos también).
Dar flúor a los niños mediante el cepillado
No es difícil a día de hoy encontrar dentífricos “para niños” con una concentración baja. Se hacen de esta manera para evitar, precisamente, que el bebé sufra de un aporte excesivo del componente. Al mismo tiempo se ha observado que es más efectivo el uso de poca pasta con una buena cantidad de flúor que mucho de una con una concentración pobre.
Por eso en los menores por debajo de los 3 años hay que utilizar una pasta que contenga 1000-1450 ppm de flúor. Para aquellos que aún son bebés, los dentistas recomiendan que los padres limpien sus dientes con una gasa humedecida o un dedal.
Para niños mayores conviene utilizar cepillos de dientes especialmente diseñados para ellos. Deben contar con cabezal pequeño y cerdas suaves y sería recomendable el uso de pastas dentífricas que contengan 1000-1450 ppm.
Los dentistas norteamericanos probaron la eficacia de los dentífricos contra la caries en EE.UU. en el siglo pasado. Para esta demostración se optó por comprobar qué regiones del país poseían una mayor incidencia de este problema en el país. La herramienta seleccionada, por cierto, fue la comparación según la presencia del elemento que hemos comentado inicialmente.
Otras defensas contra la caries serían la atención a una dieta cuidada y la omisión de los alimentos más proclives a redundar en la aparición de caries (azúcares varios).
Por todo lo comentado anteriormente, podemos afirmar dos cosas.
- La importancia de la prevención, puesto que constituye la base para evitar males relacionados con la salud bucal y dental. En este grupo aglutinaríamos todo aquello que comemos que no perjudique nuestros dientes. A su vez, incluiríamos la protección pasiva que el estado realiza para/con los ciudadanos (tratado de aguas y otros)
- La relevancia capital de la aplicación directa del flúor mediante el cepillado. La mejor manera de proteger nuestros dientes contra todo tipo de amenazas.
Así que sí, podemos afirmar que, efectivamente: su empleo es muy positivo en el uso que aquí nos atañe. Como siempre, sin abusar, ¿eh? Y más aún cuando el tema es, nada más y nada menos, que la salud de nuestros seres más queridos.